Cómo acompañar a tus hijos para que saquen buenas notas. (Dr. Álvaro Albornoz)


 

Ayudar a los hijos a sacar buenas notas no significa obligarlos a estudiar sin descanso ni convertir el hogar en un campo de batalla. Significa enseñarles a organizarse, desarrollar hábitos de estudio, confiar en sus capacidades y aprender a esforzarse con motivación. Con la guía adecuada, todos los niños pueden mejorar su rendimiento escolar, y los padres pueden ser aliados clave en ese proceso.

Todo comienza con una rutina clara. Los niños y adolescentes necesitan horarios predecibles: una hora fija para hacer tareas, otra para repasar lo aprendido, tiempo para descansar y tiempo para jugar. Cuando el estudio se convierte en parte del día y no en una emergencia de último minuto, el rendimiento mejora naturalmente. Estudiar con regularidad vale más que pasar una noche sin dormir antes del examen.

Es fundamental contar con un espacio adecuado para estudiar: bien iluminado, sin distracciones (pantallas, juguetes, ruido), con los materiales a mano. Un ambiente ordenado ayuda a que el cerebro se enfoque mejor. Además, dividir el estudio en sesiones cortas con pequeñas pausas (por ejemplo, 25 minutos de trabajo y 5 de descanso) mejora la concentración y evita el agotamiento.

Otra clave es aprender a organizarse. Ayuda mucho que los niños usen agendas, calendarios o tablas visuales donde anoten tareas, exámenes y proyectos. Cuando tienen una visión clara de lo que deben hacer, se sienten menos abrumados. También puedes enseñarles a dividir las tareas grandes en partes pequeñas y hacer una cosa a la vez, evitando el multitasking que tanto dispersa.

Los padres pueden reforzar los contenidos de forma sencilla: pedirle que explique con sus propias palabras lo que aprendió, inventar preguntas tipo test, usar juegos, dibujos o ejemplos de la vida real. El aprendizaje activo es más efectivo que solo leer o memorizar. Además, repasar un poco todos los días evita la ansiedad de estudiar todo a última hora.

Es importante enseñarles a pedir ayuda cuando algo no se entiende. Que no sientan vergüenza de preguntar en clase o acercarse al maestro. En casa, que sientan la libertad de decir “esto no lo entiendo” sin miedo a ser regañados. Y si ves que hay dificultades persistentes, lo mejor es buscar apoyo a tiempo, ya sea con un tutor, psicopedagogo o docente de confianza.

No menosprecies el poder del refuerzo positivo. Reconocer sus avances, celebrar un buen resultado, valorar el esfuerzo (aunque la nota no sea perfecta) les da confianza y ganas de seguir mejorando. Un niño que se siente capaz, que recibe ánimo y apoyo, aprende mejor y rinde más.

Y por último: sé un ejemplo. Lee, aprende algo nuevo, organiza tus tiempos. La mejor enseñanza viene de lo que ven en ti. Si tu hijo ve que el estudio se valora en casa, que hay disciplina pero también equilibrio y bienestar, lo asumirá con mayor compromiso.

Sacar buenas notas no se trata solo de inteligencia. Se trata de hábitos, constancia, actitud, acompañamiento. Con estrategias simples, presencia amorosa y una mentalidad positiva, puedes ayudar a tu hijo a lograr grandes cosas sin sacrificar su felicidad ni tu tranquilidad.

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